domingo, 18 de octubre de 2009

La Hormiguita cabezona




La Hormiguita cabezona


Una Hormiguita cabezona, caminaba cabizbaja y muy sola.

Venía del trabajo que hoy, a pleno Sol, había resultado aun más pesado. ¡Y como no! si todas sus compañeras rieron y festinaron de ella a destajo.

Realmente hay días y días..y hoy, no se debería haber levantado y mucho peor, no debiese haberse despertado.

Suspirando mientras caminaba, recordaba aquella mañana en que sus ojos se abrieron tras un exquisito y dulce sueño en el que viajaba por mil y un parajes luciendo una armadura plateada, conquistando nichos y derrotando fieros Dragoneacos Osos Hormigueros.

Así es. Muy temprano sonaron sus despertadores. Algo atontada y de paso asustada, se levantó para arreglarse y salir a otra larga, fatigadora pero alegre jornada.

Zapatos listos, su traje negro impecable para el saludo a la Reina alada, pero una vez cerca del espejo....
¡¡ GUAAAAAU !! ¡¡ QUÉ PASÓ AQUÍ !!
.. retumbó por cada nido y en todos los departamentos del hormiguero..y aun más allá.

SU CARA. No, ¡SU CABEZA! ¡Era del porte de una calabaza gigante!
¡¿Qué sucede?! Se dio vuelta asustada...tropezando con ella misma. Luego se volvió tímidamente y.. ¡Sí, ahí estaba!

Una cabezota 3 veces más grande de lo que desde pequeñita acostumbraba.

¡ Nooooooooooooooooooooooo ! Pero como ha sucedido esto -se preguntaba, intentando posar su cabeza -hoy cabezota, en sus manos, manos que hoy no la resistían ni la soportaban.

¡Tan bello sueño, tan laaaarga noche de descanso para esto! -gritó y vociferó por el vecindario.
Abría y cerraba su puerta, a golpes dando vueltas vociferando por sus aposentos.

Y encima es hora de salir ¡y no puedo irme así!
Pobre Hormiga..si hasta el espejo de ella se compadecía.

Tuvo que salir, cabeza gacha y con una bufanda enrollada intentando simular que solo iba un tanto abrigada, pese al calor que desde temprano a su tierra asolaba.

Era mirada en su trayecto al caminar aun atontada.
No. Debo admitir que la pobre no tan solo era "mirada" en su trayecto por cada integrante de aquel gran nido, sino que se iba sintiendo "vejada".
Todos quedaban espantados al verla continuar su paso como si nada.

¿Qué es eso que viene caminando, ahí? -murmuraban. Era tanto el alboroto que atrás dejaba, que la vergüenza casi la respiración le quitaba.

Pobre Hormiguita. Así transcurrió todo su día. Negro como su trabajado cuerpo. Transportó comida cada hora del día siguiendo a sus pares y seguida por las demáses. Pasó la tarde sin hablar. Ya bastante tenía con que la miraran de arriba abajo y le dedicaran unas risitas cansadas pero hostigadoras.

Llegó por fin la hora del de término de la jornada. Nunca lo había deseado con tanto fervor.
Dejó sus cosas, pasó a las duchas. Aun conservaba y del mismo tamaño, aquella cabezota con la cual hoy se vio despertada.

Salió a trancos largos y se adentró por las oscuras calles que aun mantenían en sus adoquines el calor de un sol quemante.

A saltitos continuó hasta que ya se refrescaba de a poco su andar.

Sin embargo, de un momento a otro sintió un pequeño golpe y luego el estruendo de “algo” que se hubiese derribado justo a su lado.

Se quedó inmóvil, alerta. Sus antenitas desvariando.

Una gran sombra no le permitía ver más allá de sus narices. Tras una ojeada cuidadosa, paso a paso se fue dando cuenta que aquel tumulto abandonado con la fuerza de la gravedad en su contra, era un hombre…un…. ¡un hombre!

Si saber como, había botado a ese humano. Enoooorme fue la adrenalina que la sobresaltó y le hizo olvidar tan rápidamente el calvario que había significado ese día.

¡Lo boté yo, YO SOLITA! –se repetía una y otra vez, mientras continuaba su camino mirando hacia atrás y golpeándose el pecho de orgullo. He votado solita a un humano que aun no puede volver en sí…¡y todo gracias a esta cabezota!

Así, esta Hormiguita Cabezona encontró sin querer queriendo una salvadora forma de torcerle la mano a un desdichado día; se dedicaría a botar humanos.

PAMMM, CRAFFFF, ¡AYYYY! … comenzaron a tronar en el suelo tras cada caída, mientras ella a escondidas, no se podía su cabeza de tanto orgullo y maliciosa risa.

PAMMM, CRAFFFF, ¡AYYYY!… siguieron cayendo a lo largo de la noche.

Cruzando un puente, se encontró frente a frente con 2 hombres avanzando hacia ella embarazosamente abrazados. Uno dando zancadas fuertes debido al peso del otro que en él iba apoyado. Los vio y decidió que lo mejor era botar a ese que soportaba el peso del otro y así caerían ambos. Puso su cabezota en el momento exacto y ¡PAAAAF, AYYYY!, ambos cayeron juntos y de lado. Aun adoloridos y ella petrificada mirando, se los quedó escuchando, pues el segundo se reía tan sonoramente del primero que ella de a poco se fue contagiando. Se apretaba la guata de verlos y escucharlos, pues uno decía entre su risa: ¡Seguramente me dirás que te botó una Hormiga Cabezona, bendito amigo que además me has estado cargando. Estás mas ebrio que yo ¡Jajaja!

Rió y rió de buena gana y su paseo siguió.….hasta que sin darse cuenta nuevamente, a un hombre barrigón y de gran tamaño botó sin desearlo. Con tal mala suerte, que aquel hombre cayó encima del Hormiguero.

Todas sus hermanas y compañeras de trabajo y aposentos salieron disparadas. La gran torre exterior de su Hormiguero fue completamente destruida y hasta la Reina tuvo que salir corriendo con ayuda de sus escoltas.

Mientras tanto, nuestra famosa Hormiguita Cabezona pensando que había bajado a otro mortal y ordinario humano reía de buena gana, emprendió camino de vuelta a casa hasta que, casi cuando terminaba de recorrer el cuerpo de aquel ultimo ser abatido, no vio la torre característica de su hogar.

Dio la vuelta, miró en todas direcciones y escaló el cuerpo inconsciente de aquel hombre y, al ver su cabeza reposando en la tierra, comprendió que esta última vez su juego la llevó a provocar el derrumbe completo de toda su comunidad y sofocada por el terror emprendió una huída veloz, antes que los guardias de palacio comenzaran a indagar sobre el por qué de aquel hombre en sus tierras.

Corrió y corrió toda la noche sin descanso alguno, sin mirar atrás y sin cansancio, aun soportando tan grande cabezota sobre sus hombros. Corrió y corrió hasta que sin saber cómo ni cuando derrotada e inconsciente cayó.

Deben haber pasado días.

Al despertar, aun tambaleante, se dio cuenta que estaba en SU hogar, en SU cama y, al encontrarse sin dificultad frente a su espejo, pudo comprobar que todo y cuanto pasó había sido solo un sueño.

Salió de buena gana a dar un paseo y al llegar a la esquina, encontró una multitud de sus amigos que, aparte de no tomarla en cuenta, estaban distraídos observando una enorme sombra a lo lejos. Al parecer, durante la noche, había andado rondando una gran Hormiga y según las voces de quienes aseguran haberla visto, aquella se dedicó a jugar botando a todo humano que se topaba en su andar y serían miles los damnificados en otros Hormigueros gracias a su mal habido obrar.

¿Un sueño? –se maldijo por dentro. ¡Pero si estoy normal! Mi cabeza ha vuelto a ser la misma y nadie siquiera me mira. Qué habrá pasado…¿seré yo?



::: Cristtoff Wolftown © :::