viernes, 5 de marzo de 2010

Alejo, Don Puerco, el Cochinito Viajero

Alejo, Don Puerco, el Cochinito Viajero


Un Cochinito viajero que se creía marinero, ha estado viajando en busca de su Cochinita de ciudad en ciudad y de Puerco...perdón, de Puerto en Puerto.

Este Cochinito viajero que se creía marinero, aseguraba llamarse Alejo, Alejo Don Puerco, pero nadie le respetaba en su pasar ni creían en su soñador desvelo.

Pobre Alejo Don Puerco, tan simpático Cochinito viajero que, creyéndose marinero, no ha podido darse a valer ni como viajero ni dado con horizontes de marinero.

Dicen, sin embargo, que en su último desembarco por los confines del mundo y del que se cuentan mil y un versiones a destajo, le habrían visto muy de la mano con una joven Doncella Cochinita, de quien hasta sus padres habrían agotado toda esperanza de contraerle nupcias ó siquiera ver a alguien de Ella enamorado.

Resulta que Alejo Don Puerco, nuestro Cochinito viajero que se hacía pasar por marinero, logró en aquel Puerto encontrar el amor y de paso, coronarse con el no menor honorífico fuero de Príncipe Heredero del Reinado de los más nobles y fétidos puercos.

Fue así como luego, y tras participar de cuanta vida social le trajo consigo su nueva vida, comenzó el viaje de regreso. Quería llegar justo al punto donde, noche tras noche, había deleitado a su amada contándole cada hazaña y cada reto que su esquivo destino le había en el camino puesto.

Se paseó sonriente y sencillo por cada lugar en que había estado de paso, recorriendo muy feliz y de la mano con su Cochinita viajera y ahora marinera, cuanto lugar a Ella le había contado, saludando a toda la gente que antaño de él, mas que reír, habían festinado.

Y llegó. Llegó Alejo, hoy Alejo Don Puerco, aquel Cochinito que se creía viajero y marinero a su lugar de origen feliz y muy contento de la mano de su Cochinita Doncella a visitar a sus Padres y con ellos, tras largo viaje, junto a una docena de Cochinitos también viajeros que, con el correr del tiempo, llegaron paraditos e inquietos sin dejar de preguntarle a sus Abuelos por las historias que su papito Cochinito les hubiera omitido al verse tan feliz junto a mamá Cochinita, a quien, según se hablaba de boca en boca y en todos los Pueblos, hasta el confín del mundo había estado buscando con tanto ahínco, con el mayor de los esfuerzos de un Cochinito cualquiera que se hizo viajero y finalmente el mas afortunado marinero.





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